Salud

Llevar una adecuada alimentación es determinante para mantener una buena salud, pero en estos tiempos ha cobrado una mayor relevancia por la relación que existe con nuestro sistema inmunológico o de defensas para evitar su contagio contra el coronavirus.
Para poder entender sobre la nutrición en tiempo de COVID-19 recomendamos separarlo en dos grupos:
1. Alimentación como factor preventivo para mantener un buen estado inmunológico y de salud.
2. Nutrición para el paciente que han contraído el virus.
Desarrollando el primer punto, debemos tener en cuenta que la prevención debiera ser el fin principal de una correcta alimentación, pero muchas veces empezamos a preocuparnos por la nutrición cuando ya hemos sido diagnosticados con alguna patología o estamos en riesgos de ellas.
Cada persona tiene un requerimiento particular en base a su edad, sexo, talla, genética, estilo de vida, actividad física y emociones, es por este motivo que las recomendaciones van a tener un carácter general y deben individualizarse con un profesional de la salud.
Estas son las recomendaciones para mantener un buen estado de salud:

  • Dormir 7 horas en promedio.
  • Incluir frutas y verduras en nuestras comidas.
  • Mantener un peso saludable.
  • Tomar entre 1.5 a 2 litros de agua.
  • Evitar alimentos procesados (gaseosas, harinas blancas, snacks, golosinas, etc.)
  • Realizar actividad física.
  • Elegir cereales integrales en remplazo de los refinados (quinua, avena, choclo, etc.)
  • No consumir embutidos de ningún tipo.
  • Priorizar las menestras en nuestros almuerzos cotidianos.
  • Disminuir el consumo de sal.

Cabe resaltar que no existe ningún tipo de alimento o suplemento que cure o evite que nos contagiemos, hay muchos mitos urbanos y desinformación que circulan en las redes sociales, debemos actualizarnos con fuentes confiables, aquellas que se basan en evidencia científica y no en casos anecdóticos. Esto no significa que la suplementación sea necesaria, sobre todo en adultos mayores y algunas patologías.
Ahora, para el segundo punto, si ya tenemos el virus, hay que personalizar las recomendaciones según los síntomas, signos, enfermedades anteriores y estado nutricional de cada paciente. Es decir, no hay un patrón alimenticio, dieta especifica o un protocolo de alimentación COVID-19.
El virus puedo provocar pérdida de apetito, ausencia del sentido del gusto, dificultad para pasar los alimentos o diarrea; además algunas de las medicinas que se usan en el tratamiento pueden empeorar estos síntomas. Es por este motivo que las recomendaciones deben adaptarse a cada paciente para lograr que cubra sus requerimientos, tanto en el marco de carbohidratos y proteínas, como de micronutrientes.
Se recomienda incluir alimentos con alta densidad nutricional, esto significa que tienen poco volumen y muchos nutrientes como; palta, plátano, huevo, menestras y frutos secos.
Hasta la fecha, tampoco hay evidencia que mega dosis de vitamina y minerales puedan mejorar el pronóstico de la enfermedad. Vemos que, una alimentación saludable, variable, adecuada y que cubra nutrientes sigue siendo la mejor manera de prevenir y mantener la salud, y en caso de que nos contagiemos nos ayudará a tener un mejor pronóstico.