El estudio de la edad ósea les permite a los médicos calcular la madurez del sistema esquelético de un niño. Esto se hace con una radiografía de la muñeca, la mano y los dedos izquierdos.
A medida que los niños crecen, los cartílagos de crecimiento se ven más delgados en las radiografías y eventualmente desaparecen (llamados «cartílagos de crecimiento cerrados»). Los médicos establecen la edad ósea de un niño comparando sus radiografías con los estándares de un atlas.
Este exámen puede durar entre dos o tres segundos, en caso de que la imagen salga borrosa, el técnico puede tomar otra.
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